lunes, 3 de octubre de 2011

Ebrios e Inseparables (Una Historia de la vida real)



…Y allí estaba yo, rodeado de Policías y con mi fiel amigo, ambos sentados junto a feroces delincuentes, los cuales con la más mínima provocación no dudarían en hacerte sangrar por cualquier orificio de tu cuerpo, ya sea por odio o simplemente puro placer. Nunca había estado bajo tanto temor, era como si todas las advertencias de mi madre durante mi desarrollo, se hubieran hecho realidad en un abrir y cerrar de ojos. Yo, un tipo tranquilo, cuyo delito más grande ha sido ser bocón y sarcástico…Ahora me encuentro en esta situación tan bochornosa (y divertida)…

Todo comenzó la noche del primero de Septiembre, mi pana al cual llamaremos “El Negro” para proteger su identidad, me invitó a darnos unas 3 o 15 cervezas, ya que al otro día era su cumpleaños. Fuimos a un Pub local en el pueblo de Ciales, y cuando digo “Pub” me refiero a una marquesina convertida en negocio, donde venden alcohol y amarran caballos en los postes de la entrada. Un ambiente repleto de gente, la mayoría residentes del área en busca de Ron barato y mujeres fáciles. Donde las conversaciones del día van desde política hasta como alterarle las espuelas a un gallo sin que nadie lo note.

Rápidamente me acerco a la barra atendida por una rubia con raíces negras y una camisa tan pequeña que era imposible esconder aquellos enormes pechos y cicatriz de cesárea. “2 Medallas” le dije, y no había sacado bien el dinero cuando ya podía ver aquellas cervezas frías cubiertas en hielo y rodeadas de unas hermosas uñas “Britto” siendo puestas frente a mi…Definitivamente la noche iba bien.

Y así burlamos las horas, entre latas llenas y vacías, el aire a nicotina y jugando a quien encontraba la minifalda más corta entre todo aquel bullicio. Ya el negocio iba a cerrar, pero nuestro espíritu degenerado aún pedía que lo siguiéramos intoxicando. Unos panas que se encontraban en el lugar nos invitaron a su casa y seguir el ambiente de perdición. Accedimos fácilmente, pero no sin antes ofrecernos a comprar más alcohol para llevarles.

Entonces nos montamos en la “jeepeta” y de “El Negro” y le digo: “Mano, dale suave que hay guardias”. Y como buen cabrón al fin, me mira con la misma seguridad que tiene García Padilla de ganar las elecciones, y me dice: “Blah, a mi no me paran”. No habían pasado 5 minutos cuando le repito: “Cabrón, dale suave que eso que viene de frente parece una patru…” y en ese preciso momento, la patrulla de policía prende las luces y hace un giro en “U”.

“Nos jodimos” dijo “El Negro”, pero yo como buen pana, analizo la situación y le digo: “Dobla por ahí que tal vez no nos ve”…Y el muy mamao’ con su misma cara de seguridad me responde: “Na’, que se joda…que me dé el ticket, yo lo pago”, y procedió a estacionarse en el paseo.

“Su licencia y la de el vehículo” le dijo el oficial, mientras yo trataba de hacer figuritas de sombra con la luz de la linterna de aquel otro policía que alumbraba mi ventana.
“¿Sabe que usted iba a 60 en zona de 45?”

-“Si oficial, sé que iba rápido” decía “El Negro” tranquilamente.

“Me da un fuerte olor a alcohol, ¿usted estuvo bebiendo?”

“Pues…..si, me dí una cerveza” volvió a contestar, mientras yo aguantaba las enormes carcajadas que luchaban por salir. Creo que el guardia que estaba a mi lado, pudo ser capaz de notar la sonrisa que se me dibujaba.

“Salga del vehículo para hacerle la prueba de alcohol” dijo el policía.

Y esa fue mi parte favorita, ya que en ese preciso momento, la cara de seguridad de “El Negro” se fue pal’ carajo. Era como si se hubiera subido el zipper y pinchado las bolas en medio de una misa…sabes que estás jodio’, pero lo quieres disimular…y su reaccion fue solo virar la cabeza y mirarme…mirarme por lo que parecía ser una eternidad, tanto así que le dije: “Bajate cabrón, ¿que esperas? ¿Que te saquen por la ventana?”

Procedió a bajarse y hacerse la prueba, mientras yo fielmente miraba por el retrovisor. Lo pude ver caminar derecho y soplar, a lo que pensé que todo iba a estar bien. O sea, el había ido a mear antes de salir, lo más seguro ya con eso su sistema estaba limpio. Por que lo que ustedes no saben es, que cuando decimos “El Negro” pensarán en alguien grande y bien dotado…pero mi pana, no llega ni a las 150 lbs y mide 5 pulgadas más alto que Papá Pitufo…

Con esas expectativas de que iba a estar bien, vuelvo a mirar por el retrovisor y noto que el oficial se aleja. “Se salvó este mamao” pensé mientras encendía un cigarrillo. Vuelvo a mirar y noto que el agente había ido a su auto, solo a buscar las esposas y ponérselas a mi fiel compañero de juerga….



---------------------------CONTINUARÁ---------------------------

1 comentario:

  1. jajajaja cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia...

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